Entre que la lengua cambia constantemente y que cada vez estamos más acostumbrados a la tecnología digital, empieza a ser difícil dar con un texto que no incluya algún error, sea este de estilo, ortografía, gramática, puntuación o simple coherencia. Sin olvidar, claro está, las erratas de toda la vida, que son menos importantes pero también desagradables.
Hablamos de novelas, ensayos, obras de teatro y poemarios, sí, pero también de cualquier elemento que incluya texto: una página web, un portfolio empresarial, un e-mail, un paquete de cereales... Porque cualquier conjunto de palabras puede terminar dando una impresión negativa o equivocada de no revisarlo bien.
Ojo: no todo se reduce a diferenciar entre haber y a ver. No, hay otras cuestiones menos llamativas pero igualmente relevantes a la hora de asegurarse la corrección lingüista. A modo de ejemplo, tratad de contar los problemas del siguiente texto:
«El 99% de los textos tienen algún error. Y esque escribir bien es cada vez más difícil. ¡Aníiiiimate y buscate un corrector! Y no te lo digo con rintintín ni pretendo que me contrates a voleo. Sobretodo no quiero que me hagas caso arrastras, ni si quiera que te creas que soy el mejor; sólo busco que comprendas que como autor de este blog y ex-periodista, tengo un buen currículum vitae, bastante buenhumor y mucha carisma, lo que abala mi profesionalidad; pero convencerte de eso sería una absurdez. La razón porque debes de apostar por mí es súper sencilla: ¡soy tan bueno, que no doy a basto! Es broma, simplemente mándame tu texto, consultame y te daré mi punto de vista, aunque sea provocador. Osea, lo demás está demás. Aún así, si tienes dudas, escribe sin miedo. ¿Ha que todo texto se lee más agusto sin errores ortográficos?»
¿Os han dolido los ojos? ¿No? En cualquier caso, seguro que no habéis localizado todos los errores. Y eso que solo hablamos de ortografía: la corrección lingüística va mucho más que una be cambiada por una uve: es gramática y, ante todo, es coherencia. A continuación, dejo el texto corregido (he señalado los cambios en cursiva):
«El 99 % de los textos tiene algún error. Y es que escribir bien es cada vez más difícil. ¡Anííííímate y búscate un corrector! Y no te lo digo con retintín ni pretendo que me contrates a boleo. Sobre todo no quiero que me hagas caso a rastras, ni siquiera que te creas que soy el mejor; sólo busco que comprendas que como autor de este blog y experiodista, tengo un buen currículum, bastante buen humor y mucho carisma, lo que avala mi profesionalidad; pero convencerte de eso sería una absurdidad. La razón por que debes apostar por mí es supersencilla: ¡soy tan bueno, que no doy abasto! Es broma, simplemente mándame tu texto, consúltame y te daré mi punto de vista, aunque sea provocativo. O sea, lo demás está de más. Aun así, si tienes dudas, escribe sin miedo. ¿A que todo texto se lee más a gusto sin errores ortográficos?»
Sigue siendo un texto absurdo, porque, por muchas correcciones que se hagan, los malos textos siguen siendo malos, pero al menos ahora es correcto. De hecho, puedo ayudaros sencillamente con la ortografía o hacerlo también a otros niveles, de forma que el resultado sea más satisfactorio (aunque, insisto, si la base es mala lo mejor que puede hacerse es empezar de cero).
No publico tarifas porque eso depende de cada trabajo y podemos hablarlo en persona. Podéis consultarme sin problema e incluso pasarme algún texto para que os dé mi opinión sin compromiso sobre las correcciones que precisa. ¡Gracias por la atención!
Mi correo: juanroures@hotmail.com