Procrastinar, y no procastinar ni procastrinar, es la forma adecuada de este verbo, que, según la RAE, significa 'diferir o aplazar', o sea, dejar para mañana (o luego, o nunca) lo que podría hacerse hoy (o ahora, o ¡ya mismo!).
La complejidad fonética del vocablo ha dado lugar a diversas formas tanto para el verbo como para el sustantivo procrastinación, que se encuentra a menudo escrito o pronunciado como procastinación o procastrinación.
La forma procrastinar aparece ya en diccionarios de español del siglo XVIII y proviene del latín procrastināre, término que incluye la voz latina cras ('mañana'), de ahí que la erre sea imprescindible.
Si tenéis dudas gramaticales, resolvedlas ahora. ¡No procrastinéis! O sea, ¡no dejéis para mañana lo que podáis hacer hoy!
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