El sentido literal es aquel que una palabra o expresión tiene en sí misma por convención. No varía en función del contexto, la intención o la situación, con lo que no da pie a segundas interpretaciones. Es un lenguaje propio de discursos o textos que buscan comunicar ideas, informaciones o mensajes de manera concisa. Cuando usamos el lenguaje en un sentido literal lo estamos haciendo con un carácter denotativo, pues usamos las palabras como referencia para indicar algo que significa exactamente aquello a lo que se refieren, sin dobles sentidos, ironías o metáforas.
Como opuesto al sentido literal tenemos el sentido figurado, que es aquel que se puede atribuir a una palabra o expresión en virtud de la situación, el contexto o la intención. Es más propio de la literatura, la poesía o el humor que de los textos informativos.
Por ejemplo, ver las estrellas en sentido literal significa eso mismo: ver cuerpos celestes que brillan en la noche y no son la luna, mientras que ver las estrellas en sentido figurado supone sentir un dolor muy fuerte y vivo.
Lamentablemente, el mal uso de estos antónimos cada vez es más común, de forma que el adverbio "literalmente" se usa a menudo para denotar cosas que de literales tienen poco o nada.