Hace un par de
años se armó un auténtico revuelo cuando el Papa afirmó que no había buey y
mula en el Portal de Belén. Pese a sus palabras, todo nacimiento que se preste
cuenta con un buey y una mula. Pero, ¿importaría que, en vez de una mula,
contásemos con una burra, asna, burdégano, pollina o borrica? Probablemente no,
pero hay diferencias:
El asno es definido por la RAE como un
animal solípedo muy sufrido, de metro y medio de altura, color ceniciento y
largas orejas. Asno, burro, borrico y jumento son sinónimos, al igual que asna, burra, borrica y jumenta.
El pollino es un asno joven y cerril (no
domado), aunque el vocablo a veces se emplea como mero sinónimo de asno. La forma femenina es pollina.
El mulo es el hijo de una yegua y un
burro. La forma femenina es mula.
El burdégano es el animal resultante del cruce
de un caballo y una burra (es decir, lo contrario que el mulo). El diccionario no recoge la
forma femenina (burdégana).
Por tanto, la
mula del portal de Belén era la hija de una yegua y un asno. No obstante, la
RAE también nos permite llamar mulo al burdégano, lo que explica el
escaso empleo de este segundo vocablo. Por cierto, sobra decir que todas estas
palabras son empleadas con significados negativos y coloquiales que no vienen a
cuento. Dicho esto, espero que, con o sin mula, hayáis disfrutado de unas
felices navidades.